lunes, 27 de febrero de 2017

Hallelujah

Cuando dos bocas se ríen  en simultaneo
el alma queda sonriendo.
El sol ardiente no quema
y se convierte en caricia.

Los disfraces de carnaval de los niños
tumban de risa las máscaras.
Lo plateado resplandece cual espejo con la luz
todo se transforma en oro

y todo lo que brilla
se cuela por las rendijas de los dientes.
Se ensalza con el pasar de la risa,
 lo insignificante.

La corriente de la brisa,
la brisa corriente,
las casualidades,
los despeinados cabellos 
e incluso, los moretones de accidente.

Todo se vuelve pequeño
-si duele o busca doler-
los cuerpos ya no anhelan colgar 
del techo al cuello
 las goteras.
Ni las gotas se deslizan tentativas
como pies suicidas
 por las ventanas.

Nacen cual entrepierna de las madres
las vírgenes ideas.
La inspiración se encuentra a la vuelta;
en las esquinas vagas.
La casa es refugio, 
ya no es sinónimo de lluvia.

Las estaciones de metro
pasan por si solas
volando.
El paseo por petare ya no es muerte
es río
huele a rosas 
incluso a risas.

Quien mira al alba
sonriente
como al alma, 
sonríe.
Pide disculpas, calla, baila
y brilla al verla.
Por su rendija
 el brillo se cuela.

El espejo es luz dorada
y todo 
se vuelve 
gigante
si ríe 
o busca
 reír.






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Tembló