he robado en nombre de ambos, el fuego de los dioses
que debe otorgarse a los amantes;
alguien tenía que ser el culpable.
-No se juzgue a los mancebos
ensalzados y justificados en el olimpo sean
cuando del fuego robado sea tallado una joya: roca y rubí...
Tal piedra filosofal lograría conquistar
todo numen y burlar hasta la muerte,
por lo cual el mismo hermes
permitíales la huida.
Entonces Afrodita hurtó de Cronos el tiempo
y en su lid roció de inmortalidad y ambrosía
las flechas doradas de Eros.
Perséfone no se opuso y Zeus se echó a soñar
y en un suspiro que alcanzó a batir las nubes
juventud y vida sopló a los cuerpos
de los flechados moribundos.
Las heridas del combate de los amos de la roca y del fuego
humeaban y exhalaban espumas de ostra y mar
cual sudor de los poros de la Venus.
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