Al día no le exijo más de lo que pueda ofrecerme,
me lo como
lo degusto bocado a bocado,
con sus horas extenuantes.
No espero mucho
o mejor dicho
no espero nada de él
y en tal caso sensato sería esperar
la bella muerte
(tampoco la espero)
ni la reclamo
en ese caso, también me dejaría degustar con gusto.
mis venas no le piden a la sangre que corra
ella sigue su curso
incansable
como el día.
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