miércoles, 22 de febrero de 2017

Del silencio, música


En la oscuridad,
se oye mejor el taconeo del asfalto angosto.
Los cabellos se baten
como olas
chocan en el muelle.

Caminar en la oscuridad
hace del silencio música.
Las aceras, las suelas,
los pasos grandes,
escuchan y se escuchan.

El oleaje de las ramas de los árboles
susurra, suave y fresco
como el mar.
Me encierro a oscuras en mis ojos
y me arranco el lagrimal.

Las palmeras en los espacios verdes
gimen al roce
componen y campanean
solitarios ejes
musicales.

Las nubes entorpecen la visión
del camino a las estrellas.
Oscurecen mis ojos
mi pecho se hincha
hacia la luna.

El silencio ahora me escucha,
la noche da a luz mi silencio.
Escucho, me callo,
me calla la calle;
más no me he silenciado.

Las escaleras mudas no enmudecen pasos.
Mudan de pieles mis pieles,
duelen si las arranco
y si no
tambièn me duelen.

El silencio me consuela
me amarga, me condena.
Las puertas, las visagras...
oxidadas me dicen
que no estoy sola.

Que si me lanzo esta noche del cuerpo que habito
el silencio romperá en un grito y quizás también
en llanto el taconeo del asfalto.
Me dice que no estoy sola el eco
del llanto ajeno.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Tembló