A Jaime Lopez Sanz
Y nos haces llorar por dentro,
porque por fuera somos cobardes.
Y nos hablas de los dioses
como nunca nuestros padres.
Y tu olor a nicotina es aliento consolador.
Y sueltas como gotas esperanzas por la boca
ante nuestros espíritus sedientos.
Y somos esclavos del alma en tu hipnosis divina.
Y te tocas la barba y la barbilla,
cosquilleandola...
y la haces verbo.
Y tu voz estruendosa mofa al eco
y bajas el tono luego
y ritmas la melodía de tus cuerdas vocales
con tus pasos y zapatos.
Y tu boca tiembla
y no puedo dejar de ver
tus dientes.
Y percibo que amo con locura
los colores desgastados por la vejez,
en tu barba.
Y despiertas nuestras ideas.
y te miran con admiración nuestros ojos lagañosos
de tanto estar dormidos...
y algunos temen reirse de si mismos
al oirte
pero yo no.
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