conquistaron el infierno
y fantasean con invitar a recitales a las putas
aman y aman y aman
son juzgados de hedonistas
porque rompen corazones
pero sufren por los vasos y las copas
que se quiebran en alguna borrachera.
viven en todas las ciudades del mundo
y van a fiestas por dos horas y luego se apartan
junto a sus fantasmas y sus sombras
y se acuestan sobre las escaleras a llorar
y a conversar con sus hermanos
del dolor que les ha causado amar
de los versos que aun no escriben.
se caen y se levantan porque van
por los bares y los festivales
por todas las copas y todos los copos
por todas las bocas y todos los cuerpos
se tragan el cielo el suelo
porque quieren gastarse las suelas y comerse
el mundo donde no caben, de donde no son.
se piden todas las emociones de entrada
en los restaurantes del amor y de la vida
y de postre las lágrimas de las musas que desgastan
las tragedias en los ojos de los extraños
la mugre y la pasión del indigente a medianoche
las discusiones, los diálogos, los monólogos
de todo lo que los rodea, devoran cada trozo.
y este es el festín del que se jactan
las cosas que volvieron a la vida por sus manos
la brisa que los roza y se estremece
los vasos, las copas, el mundo, el indigente
las suelas, el dolor, las ciudades del mundo
y todos los que quieren ser amados
y odiados por ellos;
los hijos de Dorian Gray,
a quienes nadie, posee.