semillas estériles
¿quien eres?
podrás irte fácil
volverte será difícil.
enigmas enemigos
enemiga de enigmas
la basura en el canasto
y las esteriles semillas.
la bóveda celeste muta
las visceras se marchitan
la santa muerte no existe
pero habita.
¿cual fue tu primer espíritu?
tu añorancia es exigente
"homosapiens omnisciente"
summa cun laude omitiendo
ante respuestas insolentes
escóge el silencio
escóge la nada
y escógete a ti
sin nada.
sábado, 28 de enero de 2017
sábado, 21 de enero de 2017
tbt
Decirle que no vas a darle un beso
y reírte;
salir e irte a trabajar.
Subirte en el tren y reirte a solas de los subtitulos del libro que estás leyendo.
Reírte a solas de la muchacha
a la que se le atascó el bolso
en uno de los trenes que al llegar a su destino
apaga las luces,
y queda sola en el vagón...
con mirada de pacifica derrota.
Reírte de lo parecido que somos
a los pingüinos
cuando vamos todos
camino hacia la escalera.
Reírte incluso de la absurda posibilidad
de ser robada mientras escribes un poema.
Reírte y disfrutar de tu risa
y del misterio que es el tiempo
y su deriva.
Reírte y abrazar la certeza
de que la vida es una
y está llena de colores aun cuando caminas solo
y volverte a reír...
y reírte aún
de la posiblidad de morir este día.
jueves, 19 de enero de 2017
Titanes
Los tickets de los trenes
no son para las bestias
mucho menos
para las inconformes.
A estas las guía el instinto
enceguecen frente a átlas y mapas
y si bien no les guían sus patas
consultan a sus papílas
esas sí
recuerdan bien.
Las bestias con ceguera de oráculo
recuerdan como una brújula.
Restan los caminos que conducen a lo turbio
repasan
los dondes
para llegar
a los quienes.
Pudiesen romper las puertas
cual licántropo
más prefieren que las inviten a beber
y a pasar
cual vámpiro.
Son tan grandes sus huellas
como sus ambiciones.
Dejan marcas al pasar
y ni siquiera
se percatan.
Las bestias
se comen el mundo
de una sola bocanada.
No le temen a los cuervos; son sus mensajeros.
No saben creer en mitos
los crean
son uno con el mito.
Y aunque bestias; son minusciosas
con sus pisadas.
Las conocen, dicen
hay testigos;
los admiran.
Ellas no saben de testigos
los olvidan.
no son para las bestias
mucho menos
para las inconformes.
A estas las guía el instinto
enceguecen frente a átlas y mapas
y si bien no les guían sus patas
consultan a sus papílas
esas sí
recuerdan bien.
Las bestias con ceguera de oráculo
recuerdan como una brújula.
Restan los caminos que conducen a lo turbio
repasan
los dondes
para llegar
a los quienes.
Pudiesen romper las puertas
cual licántropo
más prefieren que las inviten a beber
y a pasar
cual vámpiro.
Son tan grandes sus huellas
como sus ambiciones.
Dejan marcas al pasar
y ni siquiera
se percatan.
Las bestias
se comen el mundo
de una sola bocanada.
No le temen a los cuervos; son sus mensajeros.
No saben creer en mitos
los crean
son uno con el mito.
Y aunque bestias; son minusciosas
con sus pisadas.
Las conocen, dicen
hay testigos;
los admiran.
Ellas no saben de testigos
los olvidan.
Crónicas
No dejó marcas fisicas
caminó
sobre el asfalto.
Sin embargo, las arenas del alma
están repletas
de huellas.
En otros planos
están
comiendo perdices
felices
deformando sábanas
y aplastando
las almohadas.
Con sus cabezas vacías
las plumas se desprenden de las aves
"lo que de la naturaleza es; a la naturaleza volverá"
¿acaso no es natural?
Nada
te pertenece.
Canto mis penas azules
los observo desde afuera.
Dentro están
haciendo estragos.
El caribe sólo es tártaro
porque del tártaro hizo caribe.
Los barcos se hunden.
Los comerciantes
las costas
y los amantes
no existen
si no hay orillas.
caminó
sobre el asfalto.
Sin embargo, las arenas del alma
están repletas
de huellas.
En otros planos
están
comiendo perdices
felices
deformando sábanas
y aplastando
las almohadas.
Con sus cabezas vacías
las plumas se desprenden de las aves
"lo que de la naturaleza es; a la naturaleza volverá"
¿acaso no es natural?
Nada
te pertenece.
Canto mis penas azules
los observo desde afuera.
Dentro están
haciendo estragos.
El caribe sólo es tártaro
porque del tártaro hizo caribe.
Los barcos se hunden.
Los comerciantes
las costas
y los amantes
no existen
si no hay orillas.
Cleopatra
No te pedí a ti, Marco Antonio
un sacrificio por mi causa.
Me entregué a la tuya
la cual también
nos sedujo
No te pedí, Marco Antonio
que te quitaras la vida
que te proclamases mío,
ni de mi suelo,
ni mi cultura.
Te pedí que me cantaras, Marco Antonio
los límites de tu amor.
Me pintaste otro universo,
otro cielo y otra tierra,
desconocida
para ambos.
No me indicaste
los límites.
No me culpes, Marco Antonio
por mi audacia, mi inocencia
ni tu amor,
ni tu indulgencia.
No te pedí, Marco Antonio
que te quitaras la vida.
Todos los caminos del mundo
sin excepción de mí (Egipto)
conducen a ti (Roma)
Cómo aferrarse a la vida, Marco Antonio
si tu amor fue mi patria
y tu tierra fue la mía.
No te pedí, Marco Antonio
que te quitaras la vida
Nunca esperé, Marco Antonio
que te llevaras la mía.
un sacrificio por mi causa.
Me entregué a la tuya
la cual también
nos sedujo
No te pedí, Marco Antonio
que te quitaras la vida
que te proclamases mío,
ni de mi suelo,
ni mi cultura.
Te pedí que me cantaras, Marco Antonio
los límites de tu amor.
Me pintaste otro universo,
otro cielo y otra tierra,
desconocida
para ambos.
No me indicaste
los límites.
No me culpes, Marco Antonio
por mi audacia, mi inocencia
ni tu amor,
ni tu indulgencia.
No te pedí, Marco Antonio
que te quitaras la vida.
Todos los caminos del mundo
sin excepción de mí (Egipto)
conducen a ti (Roma)
Cómo aferrarse a la vida, Marco Antonio
si tu amor fue mi patria
y tu tierra fue la mía.
No te pedí, Marco Antonio
que te quitaras la vida
Nunca esperé, Marco Antonio
que te llevaras la mía.
domingo, 15 de enero de 2017
baúl
Besé un olor a carbón,
me fui a la guerra sedienta.
Entré en una habitación
me perdí
en un laberinto
me olvidé de la razón
saboreaba vino tinto.
Probé la revolución
en sus labios malojillo
me curé de todo mal
bebiendo de aquel pocillo,
más nunca pude saberme soñando como una niña.
Bastaba el silencio ausente
fotos, pasajes, bebidas
para saber que el laberinto
no tenía una salida.
Eramos cuatro al principio
pero dos no lo sabían
las estrellas me callaban
el viento se los decía.
Nada,
nada
nada había
ni un futuro ni un pasado
todo el incienso quemado
ensuciaba mi partida.
Ya basta de bendiciones
no alcanzan intenciones
por dejar el laberinto
se me acabó el vino tinto
y la guerra está perdida.
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