A Walkiria Arteaga.
Ustedes no han sentido a la brisa danzar sobre sus pupilas
si no han visto a Walkiria caminar por los pasillos.
Cuando ella se pasea sobre sus pies,
las hojas de los árboles
ya caídas todasla siguen en su paso vacilante
por la universidad.
Quizás todavía no han mordido su propia lengua,
tratando de no sonreír al verla pasar
o al escucharla hablar
Te desordena cual brisa sin notarlo,
porque está muy distraida peinandose los ondulados cabellos
en un espejo rotocon la divina sencillez
que la caracteriza.
Cuando supe su nombre, lo entendí;
nadie puede armonizar tanto el paisaje con su esencia,
como una disir
servidora de odinotro nombre
no le sentaría tan bien
ni a la brisa.
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