Egoístas
que asumen
que la poesía
solo existe para exaltar
la belleza y la vida
como si no hubiese claro
sin obscuro.
Egoístas
que al recitar
imponen
leyes
en la poesía...
¡EN LA POESÍA!
¡egoístas!.
Egoístas
que amaron
a su madre
luego de que partió
o simplemente lo hicieron
cuando ellos mismos
partieron.
Egoístas
que le negaron
lágrimas
a su mar
Caribe
para arrojarlas
en el mediterraneo.
Egoístas
que cosifican la esencia
y lo esencial del alma
y se asumen y proclaman
hombres autodidáctas
como si no hubiesen aprendido nada
de nadie.
Egoístas
que dan esperando recibir
y maldicen
y maldicen
no tener
de tanto
dar.
Egoístas
que patean perros y gatos
egoístas que dan mal
las direcciones
y asesinan hombres honorables
mientras ordeñan
rebaños.
Egoístas
que adornan la esfera de Soto
solo para un par de fotos
sin al menos preguntarse
si ésta noche
duerme
sola...
Egoístas
comensales
que devoran
las comas en los poemas
burlándose de gramáticas
y lingüistas
pasionales.
Egoístas
que no reducen la velocidad
ni son capaces de ingeniar
maniobras estratégicas
para no aplastar los balones
que se escapan
de las improvisadas canchas en el guetto.
Egoístas
que creen en capitalismo
comunismo
espiritualismo
y pare de contar ismos
ismos
ismos...
¡y ponen su fe en los hombres!
¡y no escuchan a los niños!
cuyas lenguas
parlotean
sin cesar
las soluciones
a él
maldito
egoísmo
ismo
ismo
ismo.
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