La primera palabra de mi diccionario es arrepentimiento
la conozco tan bien como a los cuervos que cantan
frente a esta ventana todas las mañanas
Tu nombre quiere alas para el mundo
pero no todos los condenados son redimidos
por la libertad de volar
Me he colgado tu cruz al cuello
porque mi espalda no puede con más pesos
y con ella me inclino en señal de reverencia y agradecimiento.
Ahora tacho porque hay cosas que quiero ignorar
y no estoy jugando a atrapar el limón al que le puse el ojo
antes de batir las ramas de su árbol para que cayese el fruto.
Me hago con los milagros y las tragedias que recibo
las que caen a mis pies con el viento en contra o a favor
corro con suerte si alguna logra llegar a mi boca.
Voy con mi canasta de frutas y el perfume que quedó
y lo que está destinado a quedarse dentro del tranvía
bien sean limones para el tequila o para el pastel.
Sin cuerpo alguno de por medio... y entretanto
batirse, guardarse, voltearse, usarse y confundirles
porque si perdiste el fruto al que le pusiste el ojo ya se acabó el juego.
lunes, 19 de junio de 2017
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