martes, 17 de noviembre de 2015

La puta de todos, la mujer de nadie

Quisiera tan sólo tejer con mis sueños todo lo que quiero ver sobre tus calles

transformar las formas de tus nubes, en realidades

rozar con mis labios tus montañas, que son como senos...

quisiera ver en tus calles miles de hogares
hogares dignos

quisiera de tus aceras...
ausencia de sangre

quisiera pintarte con todos los colores de mi cartuchera

vestirte con más de mil grafitis, que ya posees...

tallar tu silueta en marfil

tatuar tu cuerpo, para narrar todas tus historias
las que jamás terminas de contar.

porque a las tres am pareces ser sólo silencio
luces impasible

y te vistes de calma
y nadie te salva
y a nadie salvas

y no te salvas, ni a ti...

porque sos tanta vida llena de muerte
y yo sólo quisiera...

remarcar mis pasos, ya pisados por otras suelas

 verte

y sentirte un poco menos imposible
Un poco menos impaciente...

porque sos ansiosa como la argentina

porque eres incomparable y aún así te llamaban new york
como si hubiese algo comparable contigo...

¡que blasfemia!

como si conocieran tus historias
y aquellos pasos de huellas históricas.

como si supieran de toda la sangre derramada en esa grama
donde hoy yacen orquídeas y araguaneyes
como si entendieran al sujeto del caballo en todas las plazas céntricas...

¡como si fueses comparable!

y es que todo el que te roza no te olvida
y es que... a quienes tocas en tus madrugadas pierden toda la prisa
y se quedan

y te anhelan por las tardes y por las mañanas saliendo y entrando de hoteles
queriendo caminar por el boulevard de sabana grande aunque sea una última vez
antes de las seis

y degustan con los ojos y las suelas
tus murales y tus risas
tus prisas y tus despechos

tu desidia
tu pobreza
tu dolor...

todos te miran

y aún así te admiran...
y aún así
los muerdes

y no se marchan
y no quieren irse...
y te los llevas...

y quien se va
no te olvida...
porque tú caracas bella
no sabes que es perdonar.


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Tembló