Soy una flor marchita a tu ausencia
Nadie se sienta en mi silla
La noche me despierta
Desoladora, helada
y susurra a mis oídos
"No" No está" "No le busques"
Camino divagando por las calles
solo veo grises nauseabundos.
El sol ya no es un astro
y la nada anida sobre el frío
de mi pecho.
Nadie se sienta en mi silla
Soy un hermitaño en su montaña
rodeado de bárbaros
que soplan en mi tímpano.
Nada me alimenta
no existes en el reemplazo.
El mar furioso
de mis entrañas arremete
una y otra vez contra mi plexo.
¿En qué baúl me arrojaste?
La única salida
a la entrada de tus ojos
es la muerte