ya no existes en ti,
desapareces.
Tu cabellera negra luce llena de óxido
y tu indiferencia extranjera
es mi verdugo.
es mi verdugo.
Ya no guardo rencores amor,
ni esperanzas.
ni esperanzas.
dejame contarte.
Dejame contarte, amor
que ya no te sentía y mucho menos
te esperaba.
Te creí extinto
exilido eternamente
enterrado para siempre.
enterrado para siempre.
Ahora que vives, amor...
te deseo la muerte,
dejame contarte
Quiero confesar ahora
que fueron miles de noches
en las que imaginé tus pies sobre mi tierra
¡Cuánta vida creí le dabas a la ciudad!
más todo fue falso, amor...
como tu muerte y tu nueva vida.
Ya no distingo.
no eres real.
ya nada existe
murio contigo.
Te deseo la muerte; amor, confieso
la pequeña muerte
a manos de un verdugo
sin piedad, indiferente
Que la reina de tu corona
sea de otro reino; de guerras
extranjero
y falso como tus nuevos cabellos.
Ya no estás,
me lo repito.
pero si estabas
si estuviste
Y estarás
sobre los inútiles restos de tinta
sobre mi piel muerta
y ajena
Pero un día serás polvo, amor
cuando yo sea ceniza
sin embargo,
mientras...
Sobre mi tierra, mi puerto
mi infierno
y mi piel...
Seguiré temblando, esperando
mintiendome
y muriendo ante tu paso extranjero.
Deseando estar muerta amor
Y enterrarte conmigo
hasta volvernos polvo.